Cómo el Gusano de Seda y la Araña Se Ayudan Mutuamente

En una esquina muy profundo del bosque, sobre altas ramas de roble, había 2 pequeñas criaturas que estaban ocupadas tejiendo cada una a su forma. El primero fue una araña, que, moviéndose a toda agilidad, tejió su telaraña de hilos con transparencia. El segundo, un verme de seda que logró el de el con bastante precaución mucho más retardado.

De año en año en el momento en que llegaba el verano, era lo mismo. La araña se encontraba orgullosa de su trabajo y se burló del pobre verme por ir tan despacio. En consecuencia, pensaba que no había absolutamente nadie en el planeta que tejiera mejor su lona.

Fábula: El verme de seda y la araña

En un árbol espeso un verme se encontraba muy ocupado armando su capullo. Había trabajado tanto tiempo que había perdido la noción de los días. Entonces, trabajó infatigablemente a lo largo de días y noches. El verme deseaba que su capullo se viese especial.

Un óptimo día, una araña se aproximó a su capullo y, viendo el capullo de vermes, comenzó a hilar una telaraña. Al cabo del rato, la araña le charló al verme y le ha dicho:

Fábula de la araña y el verme de seda para pequeños

Fábula del verme de seda y la araña

Un verme hecho su capullo de seda con enorme paciencia, sobre una hoja de morera. Sus movimientos eran pausados pero precisos. Entonces, una araña que pasaba le ha dicho:

Mucho más información sobre la araña y el verme de seda

Se encontraba en una esquina muy profundo del bosque, sobre unas ramas altas de roble. , 2 pequeñas criaturas que procuraron girar cada una a su forma. El primero fue una araña, que, moviéndose a toda agilidad, tejió su cuadro de hilos con transparencia. El segundo, un verme de seda que de a poco logró de el con toda meticulosidad. Cada año, en el momento en que llegaba el verano, era lo mismo. La araña se encontraba orgullosa de su trabajo y se burló del pobre hombre por ir tan despacio. Él creía, puesto que no había absolutamente nadie en el mundo que pudiese hilar mejor su cuadro. Buenos días señor míreme lo bendijo falsamente un día, es un enorme día para cumplir, ¿no le semeja? En verdad respondió el verme, trabajaba en mis sedas. Él estuvo realizando eso a lo largo de bastante tiempo.

Sí, es pues precisa ser un cuadro fuerte y transcurrido el tiempo mucho más apreciado. Bonito no es solo un trabajo bien hecho. ¡Bah! la araña le faltó al respeto Es un imbécil por trabajar tanto y por ser perfeccionista. Mira mi telaraña, qué bonita y cómoda es. ¡Y no me tomó tiempo llevarlo a cabo! En verdad, podría llevar a cabo uno nuevo cada día si quisiese. Eso es muy divertido aceptó el verme, más allá de que se ve un tanto frágil. ¿Qué ocurre? Es la mejor telaraña del mundo —gruñó la araña. Al verme, no deseó continuar opinando y continuó con su labor. Y de este modo, cada día, pasaba el día entre los comentarios impertinentes de la araña y la paciencia de verme. Un día, unos hombres subieron a la copa del árbol. Eran personas que vivían en una cabaña próxima y procuraban la muy valiosa seda para llevar a cabo unas camisas, en tanto que todos saben que no hay lona mucho más despacio y fina que la lona esta. ¡Que suerte! exclamó uno que hallé un verme de seda. Y mira qué bellos hilos ha tejido este animal. «Indudablemente es un prodigio de la Naturaleza», ha dicho el otro. Entonces, sacaron el mordisco para verme y lo pusieron en una caja de madera, adjuntado con el bello cuadro que había tejido. Antes de bajar, apreciaron la telaraña y asimismo pusieron cara de disgusto. ¡Qué desapacible, esa araña! Esos bichos son como una plaga. Sujetando una rama, entre los hombres abordó la telaraña, destrozándola y llevándose consigo a la engreída araña, que acabaron lanzando del árbol, a la merced de cualquier depredador. Entonces aprendió una importante lección que es que si hubiese dedicado mucho más tiempo a hacer mas fuerte su cuadro, en vez de burlarse de mí para poder ver, quizás podría haberse salvado de esos hombres. Moraleja: En el momento en que trabajas, lo más esencial es la calidad de lo que haces y no el tiempo que tardas en llevarlo a cabo. No en todos los casos lo mucho más veloz es lo mucho más favorable, puesto que las cosas mucho más valiosas tardan en probar su calidad.