Cómo detectar y prevenir el maltrato psicológico a través de los hijos

El castigo infantil a los progenitores o crueldad filio-parental como asimismo lo reconocen es un fenómeno parcialmente nuevo en la sociedad de la cual formamos parte en tanto que los primeros estudios sobre esta clase de crueldad brotaron en los años 50 del pasado siglo. La crueldad filio-parental se define como las acciones repetidas de un hijo o hija para ocasionar intencionalmente daño físico, psicológico o económico, o para conseguir control o poder sobre sus progenitores. Donde podríamos distinguir entre tres géneros de crueldad:

• Castigo físico; hace referencia al accionar violento contra los progenitores como pegar, ofrecer puñetazos, mover, escupir, romper cosas o tirar cosas.
• Castigo psicológico; que hablamos de intimidar y atemorizar a los progenitores.
• Abuso sensible; en el momento en que los pequeños apelan a la manipulación contra sus progenitores, haciéndoles opinar que se están volviendo locos, o realizando solicitudes poco realistas que no tienen la posibilidad de cumplir.

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En el articulo «Diez consejos para permitir a tu hijo» anunciado en la sección «Mis productos» de este espacio virtual, comenté sobre los «fallos y horrores» que, a lo largo de mucho más de dieciséis años de ejercicio profesional como letrado de familia, he visto a varios progenitores metidos en procesos errados.

«Fallos y horrores» que tienen secuelas, como todo en la vida, en un caso así para los mucho más enclenques y atacables, los hijos de esos progenitores. Paradójicamente, la gente que dicen querer mucho más a estos pequeños tienden a ser las que mucho más daño les hacen.

¿Qué acciones se tienen dentro en la crueldad filio-parental?

Esta crueldad que los pequeños hacen a las mamás, y asimismo a sus progenitores, incluye toda clase de crueldad: física, sicológica, económica. En este aspecto no se distingue de cualquier otra forma de crueldad que tengamos la posibilidad localizar.

En cualquier forma de crueldad, no solo de filio a progenitor, el castigo psicológico es bien difícil y difícil de advertir.

Este género de abuso empieza de forma sutil, incrementando gradualmente en dureza y finalizando en abuso físico.

Indecisión y baja autovaloración

Varios de los pequeños que maltratan psicológicamente a sus progenitores padecen de baja autovaloración y también inseguridad. En verdad, en ciertos casos son aun víctimas de bullying. Culpan a sus progenitores por no comprender resguardarlos o por no enseñarles a combatir los inconvenientes y de ahí que los maltratan.

Tras las vejaciones, insultos o faltas de respeto de los pequeños hacia sus progenitores, frecuenta haber una baja tolerancia a la frustración. Estos pequeños son inútiles de supervisar sus conmuevas en el momento en que no alcanzan lo que desean o en el momento en que las cosas no van como aguardaban y como resultado tienen raptos sentimentales que descargan con sus progenitores.

¿Qué se puede llevar a cabo en estas situaciones?

Si hay una prioridad es que el hijo mayor de edad sea totalmente siendo consciente de este castigo y de la necesidad de enfrentar la situación. De forma frecuente, tras estas realidades se oculta la dependencia, tanto sensible como económica (existen muchos pequeños que no tienen la posibilidad de salir de casa por inconvenientes laborales).

De igual forma, a veces, aun siendo a nivel económico independientes, el vínculo de castigo todavía es aparente, pero oculto por la manipulación, la crítica a cada resolución tomada, a la pareja escogida, etcétera. Es requisito admitir que estas ocasiones no tienen la posibilidad de ni tienen que seguir.

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