Es muy habitual que los bebés se chupen las manos desde el tercer mes de vida. En general, los pequeños practican este movimiento por instinto y asimismo por el hecho de que les resulta entretenido.
A los tres meses es muy normal que el bebé se lleve las manos a la boca.
LOS PIES DE LOS PABIES
Los pies van a ser entre las ventanas al planeta adjuntado con la boca. Entonces, para acabar, nos agradaría enfatizar lo siguiente:
– Si el niño se está chupando los dedos de los pies, no se debe preocuparse, es positivo.
¿Si mi hijo se transporta el puño a la boca es por apetito o por los dientes?
Si el niño está relajado, no llora, no exhibe signos de incomodidad, no tira desesperadamente de la mano e inclusive come derecho, probablemente no tenga apetito y sea únicamente una inspección. La etapa oral es una época habitual del avance de los bebés, quienes, cerca de los 2 o tres meses de edad, empiezan a sacar las manos y llevarlas a la boca para examinar.
De esta manera, más allá de que se frecuenta decir que en el momento en que un niño se transporta la mano a la boca es pues trata de realizar sus pretensiones con los dientes, es una falsa mito . No debe implicar poner un puñado en la boca. La mayor parte de los bebés empiezan a llevarse los dedos a la boca prácticamente desde el nacimiento, y los primeros dientes no se muestran hasta cerca de los nueve meses.
Y mucho más… ¿Y el sueño?
Las tres pretensiones básicas están en un juego de equilibrio, como no me canso de decir, Comer, Alentar y Reposar.
A fin de que un niño duerma, su necesidad de alimento y estimulación ha de estar razonablemente satisfecha.
En el momento en que está dormido y falta uno, observamos como el niño «pelea por reposar». Y termina por quedarse dormido en el momento en que tapamos la carencia de estímulos (por poner un ejemplo mecerlo) o de comida.
Emplear técnicas de refuerzo positivo
Estas técnicas asisten a cambiar el accionar de los pequeños. Consisten en utilizar un refuerzo positivo toda vez que el niño actúa de manera correcta. Tenemos la posibilidad de llevar a cabo una tabla con pequeños objetivos diarios o por semana, en un corto plazo. Si se cumplen los objetivos, meritan un premio (pegatina, juguete pequeño…).
Conforme pasa el tiempo, el nivel de demanda puede acrecentar. Así mismo, tu hijo se va a sentir orgulloso en el momento en que vea que consigue los objetivos previstos. Por poner un ejemplo, duerme una noche sin chupetearte el dedo. Con esto lograremos cambiar hábitos y progresar su autovaloración.