Si llegaste hasta aquí, lo mucho más posible es que tu hijo sea una de aquellas personas muy activas. Quisiera que estas técnicas te asistan a tener mucho más armonía en el hogar y asistan a tu hijo en lo que precisa: autocontrol, organización y relajación.
Pero no todo es malo en estos pequeños, tienen varias cosas buenas: mucha energía, ganas de llevar a cabo varias cosas, son muy expresivos con todo, entusiastas, conversadores, curiosos y entretenidos. ¡Solo precisan algo de asistencia para encauzar esa energía en enormes cosas!
Esperanzas poco realistas sobre los jóvenes
En ocasiones, los progenitores tienen esperanzas poco realistas sobre el accionar de sus hijos, lo que provoca que confundan el nivel de energía y actividad de los jóvenes con el trastorno de hiperactividad. Los mayores tienen que entender que a la mayor parte de los pequeños les resulta bien difícil sostenerse concentrados y relajados en exactamente la misma actividad por varias horas. Ciertos tienen la posibilidad de, pero tienden a ser casos inusuales.
Por norma establecida, la aptitud plena de control de la atención y la conducta se consigue a los 12 años. A los 5 años, los procesos inhibitorios aún no están suficientemente maduros, lo que enseña que varios pequeños actúen de manera impetuosa o tengan adversidades para concentrarse.
No obstante, eso no significa siempre que permanezca el TDAH.
Umbral de tolerancia de los mayores
Frecuentemente creemos que un niño es hiperactivo en el momento en que resulta que los mayores tienen esperanzas poco realistas y no se ajustan lo bastante a la niñez.
En ocasiones deseamos que los pequeños se comporten tal y como si fuesen pequeños mayores, que estén relajados, mudos y amenos, en el momento en que esto no en todos los casos es viable. Los pequeños son pequeños y por consiguiente son estruendosos, vitales y enérgicos. Acostumbran a poseer en todo momento ganas de desplazarse, jugar y conocer nuevos estímulos.
Asiste a un profesional
Si pese a tus sacrificios ves que el niño es inútil de supervisar sus impulsos, no tengas dudas en asistir a un profesional que logre guiarte.
¿Tienes cuestiones?
Falta de hábitos de accionar
El eterno enfrentamiento entre progenitores: ¿soy mucho más riguroso o mucho más permisivo en la educación de mi hijo? En el momento en que este toma el segundo sendero, los pequeños pierden la obediencia a sus progenitores y toman hábitos totalmente fuera de lo predeterminado en algunas ocasiones sociales.
Se le acostumbra llamar «niño travieso», pero si no se soluciona este accionar, puede conllevar inconvenientes bastante mayores que no vamos a poder supervisar.