Niños que No Escuchan cuando se les Habla

Comunmente nuestro nombre es nuestra palabra preferida. Percibir nuestro nombre desata una contestación automática, como en el momento en que andas en el parque con tus hijos y giras la cabeza, sin meditar, en el momento en que escuchas a un extraño decir tu nombre. En el momento en que mires que no te llama a ti sino más bien a otra persona con exactamente el mismo nombre, es posible que dejes de girar la cabeza, si bien proseguirá llamando tu atención toda vez que lo escuches. No obstante, si reitera el nombre (por poner un ejemplo por el hecho de que está llamando a su hija y ella no viene) va a llegar un instante en que dejes de prestarle atención. Del mismo modo, si el niño escucha su nombre habitualmente, deja de llamar su atención. Este fenómeno se llama habituación cerebral y es la segunda razón mucho más recurrente por la que los pequeños no prestan atención a su nombre en el hogar.

De qué forma puedes accionar: Deja de llamarlo en todo momento. Si es diversión o diversión, dale su espacio. Si no tienes una intención clara de que él vaya a donde andas, no lo llames en lo más mínimo. Puede ser un juego entretenido reiterar su nombre como un loro en el momento en que está caminando, pero si lo haces en todo momento no te va a prestar atención.

Géneros de eco

Logramos hallar un eco inmediato, que es en el momento en que se reitera algo que se termina de oír. Al reiterar las expresiones novedosas el niño revela que puede oír con precisión y que puede ocasionar el alegato y rememorar lo que termina de oír para reproducirlo con precisión. El próximo paso es la entendimiento del charla.

Asimismo se retrasa la ecolalia, que es en el momento en que las oraciones o «fillers» se recuerdan y repiten en un contexto popular conveniente. La ecolalia diferida es la reiteración de oraciones de un período temporal pasado (desde unos minutos hasta años después). Las oraciones se tienen la posibilidad de decir cualquier ocasión y en cualquier sitio. Pero este género de ecolalia no es el frecuente para el avance habitual de un niño y frecuenta darse en otras ocasiones.

¿Qué es lo que significa si un niño no responde a su nombre?

Los expertos en charla y lenguaje que trabajan en la intervención temprana con frecuencia estiman que la carencia de contestación de un niño pequeño a su nombre es un viable signo de trastorno del fantasma autista. Asimismo puede ser un indicio de inconvenientes con las capacidades del lenguaje receptivo.

En ocasiones el padre comunica que su hijo responde a su nombre, pero se da cuenta en caso contrario. Entonces, debemos ir mucho más allí y sencillamente preguntarles a los progenitores si sienten que su hijo responde a su nombre.

¿Qué le pasa a mi hijo?

El día de hoy voy a redactar algo cortito (o por lo menos lo voy a procurar) a fin de que no se canse, por el hecho de que deseo que todos nosotros comprenda un tanto mejor lo que le pasaría a tu niño. que tiene un lenguaje de trastorno de conducta (sea el que sea y sea el diagnóstico médico que sea) en el momento en que le charlamos y le mencionamos «cosas complejas». Eso sí, primero va a haber que determinar qué son las «cosas complicadas». Bueno, las cosas complicadas son todas y cada una de las declaraciones con mucho más de 4 elementos – “vamos a por el cuadro”.

Varios aquí creerán que quien redacta este producto ha perdido la cabeza: ¡no puede ser difícil! Ya que no querida, estoy muy concentrada en lo que escribo y sé realmente bien de lo que hablo. ¡Esa es una declaración ilusoria! En este momento, piensa que le afirmas eso a tu hijo y, inmediatamente después, el niño deja las pinturas, se sienta a la mesa y espera en su plato. Tras un minuto hace una enorme rabieta por el hecho de que la comida no llega. ¿Qué hacemos como progenitores? nuevamente, enojado, «¡Te dije que íbamos a comer DESPUÉS DE PINTAR!» – una declaración aún mucho más dificultosa y con las peores situaciones en el momento en que alguien está inquieto pues no comprende absolutamente lo que nos encontramos diciendo.

¿Qué tienen en común TEL y TEA?

En el momento en que nuestro hijo no está consiguiendo el lenguaje apropiadamente, es simple ver adversidades en las relaciones sociales, con sus compañeros y mayores. Los pequeños no comprenden bien, y tampoco tienen la posibilidad de expresarlo. Aparente aislamiento, frustración y con esto pataletas, en el jardín de infantes, en la escuela, en el parque y en el hogar. Estas formas de proceder inquietantes tienen la posibilidad de hacernos meditar que nuestro hijo, que solo charla, pero está ausente y tiene un accionar extraño, tiene la posibilidad de tener un Trastorno del Fantasma Autista.

Los próximos son ciertos indicadores de que nuestro hijo tiene un trastorno del lenguaje en vez de un trastorno del fantasma autista: